18 de septiembre de 2013

Educación: pensar con la cabeza, no con las siglas

Las necesidades educativas debieran abordarse atendiendo a dos variables cuantificables: el número de niños y niñas a escolarizar y el número de aulas disponibles para hacerlo de forma eficiente y adecuada. Ambas variables son de sobra conocidas por la Comunidad Escolar, el Ayuntamiento y la Delegación Provincial de la Consejería de Educación, a pesar de lo cual Churriana cuenta con un importante déficit de instalaciones para un alumnado que ha pasado de 200 matrículas en educación infantil en el año 2002 a 629 en el 2012. El aumento de alumnado en la etapa de preescolar va afectando curso tras curso a los niveles de primaria y de secundaria.

Tras la experiencia sufrida para la construcción del IES Federico García Lorca, en la que participé activamente junto al resto de la Comunidad Educativa, veo con preocupación que vuelven a repetirse algunas de las actitudes que retrasaron su construcción y que incidieron negativamente en la idoneidad de un edificio que, sobre los planos, ya se mostraba insuficiente para las necesidades reales de Churriana a medio y largo plazo. El problema surgido este curso para escolarizar al alumnado de infantil, no es más que la continuación lógica de los problemas habidos en cursos anteriores y que han dado lugar a que Churriana sea el pueblo de la provincia que más aulas prefabricadas alberga.

El viernes 13 asistí a un Pleno Municipal en el que Izquierda Unida presentó una moción para crear una comisión compuesta por partidos políticos, profesorado y AMPAS a fin de recabar los datos pertinentes y determinar cuáles son las necesidades reales de infraestructuras escolares de Churriana para dar una solución eficaz a medio y largo plazo al problema. Desde el momento de su presentación, los asistentes al pleno pudimos ver cómo el Grupo Popular y el Grupo Socialista se ensarzaban en un cruce de acusaciones de culpabilidad en lugar de posicionarse sobre la moción tal y como se presentó. En contra de la moción votó el Grupo Popular y se abstuvo el Grupo UPyD.

Ya sucedió, cuando se abordó la construcción del Instituto, que el Ayuntamiento y la Delegación perdieron un precioso tiempo culpándose mutuamente de que Churriana no tuviese Instituto. Así llevaban una década, enfrascados en papeleos y reproches, hasta que padres y madres iniciamos una batalla que se prolongó durante unos tres años. Una campaña de información constante a los padres y madres, una presencia continuada en los medios de comunicación y una serie de protestas públicas en la calle, hicieron que ambas administraciones se pusieran las pilas y se centraran en la resolución del problema. Lo peor de esos años de lucha fue el constante trabajo de la Junta Directiva del AMPA para evitar que el PP y el PSOE locales manipulasen y politizasen la labor de la comunidad educativa en su afán de colocarse una medalla a todas luces inmerecida.

Culpables

La actual situación debiera haber sido prevista por el Ayuntamiento de Churriana de la Vega en el mismo momento que planificó la invasión de la vega por el ladrillo. En el momento de poner al servicio de la especulación inmobiliaria unos terrenos que duplicarían la superficie habitable del municipio, debiera haber previsto el consiguiente aumento de población y reservar los metros suficientes y necesarios para construir un colegio. No lo hizo y sólo dispone de un solar de 8.000 metros, a todas luces insuficiente para la construcción de un colegio de línea 3 que es lo que necesita Churriana. Ahora anda a la carrera buscando soluciones para ampliar a 12.000 metros, pero se conforma con la construcción de un centro de línea 2, un parche que es pan para hoy y hambre para mañana mismo.

La Delegación Provincial de Educación de la Junta de Andalucía conoce las necesidades de infraestructuras desde hace años, tantos como llevan instaladas las aulas prefabricadas y cerrados los porches del colegio Virgen de la Cabeza. A pesar de ello, continúa mirando hacia otro lado y dando por buenas soluciones “provisionales” que tienen los centros escolares de Churriana saturados y llenos de despropósitos. Es la Delegación la que pide al Ayuntamiento terrenos para un colegio de línea 3 en la misma carta en la que dice que, si no se dispone de terrenos, se hará uno de línea 2. La Delegación es perfecta conocedora de que la construcción de un línea 2 no es suficiente para retirar todas las aulas prefabricadas ni solucionará el problema a medio y largo plazo.

Por su parte, la ciudadanía de Churriana parece despreocupada del problema a excepción de los padres y madres que este año han visto que sus hijos iban a ser escolarizados en terrenos del Instituto. Es lamentable que acepten las condiciones de infraescolarización si ésta se realiza en el colegio Arco Iris o Virgen de la Cabeza sin que les pese que sus hijos e hijas estarán en unos colegios ya saturados en los que el espacio de recreo es cada vez menor y ocupado por más alumnado. El resto de padres y madres dan por buena cualquier solución que dé “alguien” para un problema que no es “el suyo”.

Soluciones

Creo que sería conveniente que las administraciones local y autonómica aparcasen las siglas partidistas y dejaran de utilizar la educación en Churriana como elemento de confrontación electoralista. Una vez centrados en el problema, es imprescindible que se sienten, junto a las AMPAS y al profesorado para estudiar seriamente las necesidades de infraestructuras escolares y, a partir de las conclusiones, buscar los medios y los recursos necesarios para dar una solución al problema sin que éste se reproduzca cuando pasen tres o cuatro años de la inauguración del nuevo colegio.

Las AMPAS tienen mucho que decir y de su silencio se aprovecharán PP y PSOE para alargar en el tiempo una situación que es insostenible desde hace ya demasiado tiempo.

Pepe Morales
Asamblea local de Izquierda Unida

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. La historia escolar de Churriana demuestra que, efectivamente, no hay que pensar con las siglas para resolver los problemas; de lo contrario se vuelven endémicos. La única aguja a seguir debería ser aquella que nos lleve a una enseñanza digna y de calidad para nuestros hijos. Dar pasos en este sentido, además de una obligación y una responsabilidad, tendría que ser un motivo de satisfacción y orgullo (sano) para los padres, las madres y para la sociedad en general.

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