Cuando se aproximan unas elecciones (cualesquiera que sean), los más bajos instintos de la ciudadanía afloran como el acné en la pubertad: contaminándolo todo y anteponiendo lo feo y desagradable a cualquier virtud que pueda esconderse detrás de los granos. Lo importante ya no es la persona o sus ideas, sino el grano o los granos.
Ocurre en casi todo el mundo y se basa en los grandes pilares de nuestra cultura. El enfrentamiento mortal entre las personas se enseña desde la más tierna infancia y desde las más sociales de las tradiciones: la Iglesia Católica, llena de valores incumplidos, retrotrae el origen de la humanidad nada más y nada menos que al primer asesinato de la historia según su manual de adoctrinamiento infantil y escolar. Caín (el malo) mató a Abel (el bueno).
Goya: Duelo a garrotazos |
Hasta hoy, este bipartidismo sólo ha traído odio y enfrentamiento entre amistades, familiares o vecindario. ¿Todo vale en época de elecciones? Para quienes ostentan las mayorías políticas (corruptas, neoliberales y militaristas, entre otras lindezas) sí que vale todo con tal de ejercer el poder CONTRA (no CON) los derrotados. Sucede a nivel nacional, a nivel autonómico, a nivel provincial y, por supuesto, a nivel local.
Una muestra la tenemos en la tradicional guerra de libelos y pasquines que se libra en Churriana a lo largo de su historia reciente y que arrecia como está arreciando desde hace un mes aproximadamente. Los buzones de Churriana aparecen ocupados por pasquines de todos los formatos (cartas, dípticos, folletos, revistas... a una tinta, a todo color, de impresora, de imprenta...) en los que se pormenorizan supuestos trapos sucios del PP y del PSOE de forma más o menos cutre, pero procurando ser lo más hiriente posible para con el enemigo.
Primero aparece un pasquín y, de forma inmediata, la contestación, a nivel de partido o a título personal por parte de ciudadanos espontáneos que defienden no se sabe bien qué valores. Se trata de sacar la basura a la vista de todo el vecindario, aunque la finalidad no sea la limpieza del pueblo, sino que el contenedor cambie de manos (para unos) o que siga en las mismas (para los otros).
Una muestra la tenemos en la tradicional guerra de libelos y pasquines que se libra en Churriana a lo largo de su historia reciente y que arrecia como está arreciando desde hace un mes aproximadamente. Los buzones de Churriana aparecen ocupados por pasquines de todos los formatos (cartas, dípticos, folletos, revistas... a una tinta, a todo color, de impresora, de imprenta...) en los que se pormenorizan supuestos trapos sucios del PP y del PSOE de forma más o menos cutre, pero procurando ser lo más hiriente posible para con el enemigo.
Primero aparece un pasquín y, de forma inmediata, la contestación, a nivel de partido o a título personal por parte de ciudadanos espontáneos que defienden no se sabe bien qué valores. Se trata de sacar la basura a la vista de todo el vecindario, aunque la finalidad no sea la limpieza del pueblo, sino que el contenedor cambie de manos (para unos) o que siga en las mismas (para los otros).
La candidatura de Izquierda Unida se plantea ¿de dónde sale tanto odio?, ¿de dónde sale tanta inquina?, ¿de dónde sale tanta capacidad operativa?, ¿de dónde sale el dinero para tanta literatura del odio?
En Izquierda Unida somos diferentes. No todos los políticos somos iguales y queremos que lo sepas. Por ello recomendamos el libro "La mala hora" de Gabriel García Márquez como una buena alternativa a la mala literatura y peor política que invade nuestros buzones y nuestra intimidad. Después de su lectura, quizás comprendas algo mejor la guerra de los pasquines y a sus protagonistas.
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